La experiencia del empleado en nuestras compañías se ve afectada por la manera en como gerenciamos la misma. Esto también se ve reflejado en los resultados tanto propios como de las personas a nuestro cargo. A continuación, algunas estrategias para ser cada vez mejores liderando equipos.
Un buen comienzo marca la diferencia
Una de las bases para tener buenos resultados es contar con un buen equipo. Esto se debe tener en cuenta desde el proceso de selección: contar con colaboradores preparados y que se adapten a tus necesidades marca la diferencia a futuro. Esto también se aplica a nuevos integrantes de equipos que ya existen. Su adaptabilidad es crucial para un buen funcionamiento grupal.
Hacer del trabajo un reto
Cuando como gerentes logramos que las personas a nuestro cargo encuentren oportunidades de crecimiento mientras desarrollan sus labores del día a día, estamos fidelizando a nuestros colaboradores, y mejorando los resultados de los mismos.
Si los colaboradores deben cumplir con ciertos objetivos, nuestra rol como gerentes es proporcionarles la claridad y el apoyo en el proceso de generación de nuevas metas. Al comprender los objetivos de nuestros subalternos, entendemos como estos apoyan los procesos de gran escala y al unir estos retos a los de la organización se lograrán beneficios para ambas partes.
Permitir la autonomía
Un buen gerente sabe cuál es el balance entre dirigir su equipo, y ofrecerle la libertad para que desarrollen sus proyectos de la mejor manera posible. Una buena práctica es enseñarles a los colaboradores las estrategias de resolución de ciertas circunstancias en vez de darles la solución. Esto fortalece el trabajo, optimiza los tiempos y además hace que los colaboradores se motiven más.
Estos hábitos son fáciles de implementar y se verán reflejados tanto en los resultados del equipo, como en las habilidades gerenciales propias.
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